Si hay algo que odia el viejo
Claus, es que en alguna tienda, el día de Navidad, un falso duende sea malo con
los niños. En seguida llega y lo mete en cintura, o se lo monta en la cintura
mientras le llena el culo con el duro y ardiente espíritu de la temporada.
También es grueso y largo, lo que ayuda para que los chiquillos traviesos
entiendan lo serio del compromiso. Muchas veces los santa locales también
ayudan a darle una lección al muchacho, y este queda agradecido de por vida… y
casi siempre en la lista de Santa, que de tarde en tarde cae por ahí y le da
otra noche buena. Los jóvenes tan solo deben pedirlo con mucha devoción,
juntando sus manitas y pedir: Santa, ven y cógete a este chico maricón.
J
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