Curioso por saber por qué su mujer le dejó por ese sujeto, alegando que no era sólo por el tamaño sino la técnica, preguntó, tanto que el otro le hizo probar… y le encantó. ¡Su mujer tenía razón!
¿No les agrada cuando hablan en español y gritan “tómalo, perra”? Este tío atrapa al otro, porque sabe que quiere, y se lo da… entre haladas, uno que otro empujón e insultos en español.